España ha dado grandísimos ciclistas a lo largo de todo la historia como Bahamontes, Ocaña, Perico, Contador, Valverde. Pero por encima de ellos y del resto de ciclista que hayan existido en el Planeta Tierra, está nuestro querido Induráin.

En el año 91 se comenzó a gestar el mito y la leyenda de Induráin. Apareció en el Tour como un auténtico meteorito en las cronos individuales y su escapada con Chiappucci en el Tourmalet catapultó a Miguel en un ciclista enorme. Ganó 5 Tours, 2 Giros, batió el récord de la hora con su famosa “espada”, campeón del mundo en crono individual…

Desde ese 1991, todos los españoles durante el mes de Julio, dejaban de dormir la siesta para ver a este fenómeno. España entera lo seguía, en los pueblos, en las playas, en la piscina, por la radio. Todos los españoles apostábamos si iba a doblar o no al que salía delante de él en las cronos o cuánto tiempo sacaría en la general: más de 3, 4 o 5 minutos.

Los campos elíseos y los puertos de montaña se llenaban de españoles con nuestras banderas y el famoso cántico de Induráin, Induráin, Induráin……A los periódicos deportivos y no deportivos se les acababan los calificativos, y toda España lo apodó el “Extraterrestre”

Fueron 5 años que recuerdo en la playa, sentado en el sofá con mi familia viendo la tele, y escuchando la radio, a Javier Ares, que narraba la carrera que parecía que estabas allí pedaleando con Induráin. El Extraterrestre, hacía que los españoles saltásemos del sofá, que disfrutásemos como enanos de cómo iba controlando las carreras, incluso cuando los rivales se escapaban y le sacaban distancia, sabíamos que después los cogería.

Su corazón, latía a tan solo ¡28 pulsaciones por minuto! Induráin no era de este planeta, era invencible. Sus rivales realizaban estrategias conjuntas contra el E.T. español, y no podían. Ni Chiappucci, ni Bugno, ni Pantani, ni Rominger, ni Virenque. No había forma de que nuestro noble español doblegase ante nadie.

Y, de repente, Induráin se hizo humano, ¡Vaya pájara! Era el Giro del 94. Cómo sufrimos esa etapa de los Dolomitas, Induráin no podía con Pantani. Todos los españoles animábamos como nunca a Miguel, cada pedalada era un sufrimiento. ¡Menos mal que era el Giro!

Induráin mostraba su faceta más humana, que lo hacía más grande aún. Dejaba que sus propios rivales ganasen etapas, ganasen maillot de montañas, otros lideratos que él cedía encantado. Porque él era así de buen tío y buen profesional. Era un profesional elegante, humilde, respetuoso con todos, compañeros y rivales. Siempre mostraba su sacrificio, su constancia, se sobreponía ante sus adversarios. Se implicaba y mentalizaba en cada pedalada.

Nos mostraba que se puede ganar, que se puede ser competitivo y se puede ser ambicioso desde el respeto y la educación para con todos. Nos mostraba esos valores que nos inculcaban nuestros padres. Mientras algunos de sus adversarios lo insultaban y le faltaban el respeto, él les cedía etapas, les daba clases magistrales de principios y valores humanos. Era nuestro orgullo nacional.

Así que, desde estas líneas, me rindo a la magia de aquel gran superhombre, que hizo que los españoles dejaran su deporte rey del verano, la siesta.

Aaaadiós

Foto externa: https://farm4.staticflickr.com/3814/12148964416_41e245e758_o_d.jpg
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La vida hay que verla desde el lado positivo y optimista, por eso siempre busco todas las oportunidades que nos ofrece nuestro día a día, ya que una persona con ganas e ilusión consigue sus metas en la vida. Soy una persona extrovertida, que disfruta viajando y conociendo nuevas culturas. Me encanta jugar al tenis, correr, hacer senderismo y he hecho 2 veces el Camino de Santiago en bicicleta de montaña.

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