El título de este post no recuerdo bien dónde lo escuché, pero a mi juicio resume bastante bien la situación fiscal en España, dónde estamos tan mal acostumbrados en todos los ámbitos de la vida en general, no sólo en el económico, a exigir mucho pero a comprometernos poco.
nuestros ingresos no son suficientes para pagar nuestros gastos de manera crónica…hoy un 10% de nuestro presupuesto de gasto se va sólo en intereses, una barbaridad
Me explico, toda esta reflexión me viene a la cabeza, cuando leo los últimos datos publicados del 2014 sobre la presión fiscal (los impuestos que pagamos sobre nuestra riqueza) en España comparada con la media Europea, dónde vuelve a repetirse la conclusión de que estamos muy por debajo de la media en esta magnitud (un 34% de ingresos fiscales sobre el PIB frente al 40% de la Unión Europea). Al común de los ciudadanos le podrían sorprender esas cifras pues la sensación podría ser bastante contraria, ya que en los últimos años, nos han subido los tipos tributarios en el IVA (5 puntos en el tipo máximo ni más ni menos), en el IRPF, en otros impuestos locales se han multiplicado, o se han retomado nuevas figuras tributarias que habían sido eliminadas como el impuesto de patrimonio.
Esta incongruencia tiene entre otras explicaciones, un ineficiente sistema de recaudación fiscal en general, el menor nivel de empleo o los bajos salarios también pueden influir por ejemplo en la recaudación de IRPF, o que cada vez es mayor el fraude fiscal porque cuanto más suben los tipos impositivos como en el IVA mayor es el incentivo para la economía sumergida o más comúnmente conocida como “mercado negro”.
Lo curioso de todo esto es que encabezamos, por otro lado a nivel europeo el porcentaje de carga fiscal en otra serie de impuestos que en Europa han perdido bastante protagonismo, como el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, que en mi opinión es uno de los más injustos pues es un doble gravamen a la riqueza de las familias cuando se produce una herencia. Para colmo este impuesto es una demostración más de la injusticia y desigualdad que provoca el caos de regulación fiscal de las comunidades autónomas en nuestro país, pues como es conocido hay españoles que no pagan nada si residen en Madrid y mucho si residen en Andalucía a este respecto, así funcionamos.
Dicho todo esto, alguno podría pensar con estas reflexiones que en nuestro país debemos alcanzar una mayor carga fiscal sobre nuestra riqueza, pero se nos escaparía una magnitud bastante importante, pues aunque la presión fiscal es baja, “el esfuerzo fiscal”, que es el porcentaje que se obtiene dividiendo la presión fiscal por la renta per cápita, es más alta y más en línea con el resto de países de nuestro entorno.
Por ello entiendo que no se trata de un problema de ingresos públicos lo que debemos resolver, sino más bien, y éste siempre es el gran error político, del gasto público, por poner un ejemplo del gasto en diputaciones, administración paralela, que en Andalucía “sólo” es de 7.000 millones de euros o algunas políticas “sociales” que han hecho de España, país número 52 por superficie, la tercera potencia del mundo en kilómetros de autopista, la segunda en kilómetros de AVE, o el dudoso “título” de ser la primera en aeropuertos sin pasajeros.
Con ello entramos en nuestro gran problema económico como país, el inacabable déficit público, nuestros ingresos no son suficientes para pagar nuestros gastos de manera crónica. Y como no tenemos dinero para pagar lo que gastamos tenemos que pedirlo prestado con el coste que ello supone lo que nos lleva a un aumento incesante de la Deuda Pública en los últimos años. Recordemos que la Unión Europea debate estos días sancionarnos por incumplir, una vez más, nuestro objetivo déficit y terminar con un 5%, por no haber rebajado el gasto, por intereses de año electoral, como nos comprometimos.
Y parece que ahora nos endeudamos con suma facilidad porque en la situación actual histórica de tipos de interés 0 provocada por las inyecciones de liquidez del BCE, no nos damos cuenta de la trampa que supone aumentar los desequilibrios y la deuda cuando los tipos son bajos.
No olvidemos que, hoy un 10% de nuestro presupuesto de gasto se va sólo en intereses, una barbaridad. Con el riesgo de que cuando la situación de tipos se normalice o nuestro prestadores dejen de creernos, volveremos a recordar con más crudeza los momentos del verano de 2012 cuando se disparó nuestra prima de riesgo, nadie quería dejarnos dinero y se hablaba hasta de la ruptura del Euro, no quiero ni pensar que pudiésemos acabar como nuestros comunitarios griegos.
En definitiva, retomando el título de este post, pienso que nuestros políticos debería dejar de “engañarnos” y comunicarnos con honestidad y claridad que no se puede pretender pagar los mismos impuestos en términos de presión fiscal que los americanos, como ocurre a día de hoy, con sanidad y pensiones privadas, y querer tener un Estado de Bienestar como Suecia o Dinamarca a los que tanto aspiran nuestros políticos, pero con un 30% de menos carga fiscal. Yo no me decanto por ninguna de las dos alternativas políticas, cualquiera me parece válida, pero lo que sí sé que es imposible es tener lo mejor de los dos mundos, pagar poco y exigir mucho.
Hasta la próxima.
Foto externa: http://www.vrea.usm.cl/dipres/noticia/22