“El hombre tiene un incalculable poder para desafiar y luchar contra las peores circunstancias que quepan imaginar”. Esta es una de las muchas frases que se pueden destacar de uno de los libros más influyentes de la historia en América, El hombre en busca del sentido, de un excepcional Viktor Frankl.
“El valor no reside en el sufrimiento en sí, sino en la actitud frente al sufrimiento”
La historia de Anne Frank la oímos y, más o menos, la conocemos desde pequeños, por cómo se convirtió en icono de una de los peores desastre de la Historia de la Humanidad. Pero nadie nos contó nada sobre cómo un hombre hizo frente al sufrimiento desde el propio campo de concentración nazi: Viktor Frankl.
Me quedé impactado y absorbido durante la lectura de su libro. Él no cuenta las perrerías que le hacían cada día, en cada momento, durante sus años de cautiverio. Su mente estaba por encima de todo eso. Él buscaba su felicidad y muchas veces era feliz…
Es impresionante cómo narra con todo lujo de detalles cómo se evadía mentalmente de la situación. De manera que él hablaba con su mujer (ya estaba muerta), se imaginaba dando conferencias, analizaba tanto a sus compañeros como a los soldados… Un libro de lectura obligatoria en todas las Universidades y colegios de este País.
El lector, que se siente como un prisionero más, se queda petrificado con las innumerables frases y citas que Viktor Frankl expresas durante el libro: “No es el sufrimiento en sí mismo el que hace madurar al hombre, es el hombre el que da sentido al sufrimiento” o cuando cita a Dostoyevski, que definía al hombre como un ser que se acostumbra a todo…pero, como bien dice el autor, “desconocíamos cómo”
Un momento duro cuando habla sobre la “ilusión del indulto”, según el cual el condenado a muerte, en el instante antes de su ejecución, concibe la ilusión de que le indultarán en el último segundo.
Todos los humanos somos curiosos, pero en situaciones límites como la vivida por Viktor, se evadían del sufrimiento gracias a la curiosidad, pensando qué pasaría y qué consecuencias traerían sus actos, y se dieron cuenta que “estar de pie a la intemperie, en el frío de finales de otoño, completamente desnudos y todavía mojados por el agua de la ducha. A los pocos días nuestra curiosidad se tornó en sorpresa, la sorpresa de ver que no nos habíamos resfriado”
Magnifico el relato de que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino si la vida espera algo de nosotros. “El hombre que se hace consciente de su responsabilidad ante el ser humano que le espera con todo su afecto no podrá nunca tirar su vida por la borda. Conoce el “porqué” de su existencia y podrá soportar casi cualquier “cómo””. Tan real como la vida misma. En ese momento te acuerdas de personas que sufren y luchan cada día, lo hacen por responsabilidad.
El autor, gracias a su experiencia del Holocausto, desarrolló la Logoterapia, la terapia del sentido, que trata de encontrar el sentido a la existencia
Es un libro de enorme sentido, sentido hacia la vida, donde “El valor no reside en el sufrimiento en sí, sino en la actitud frente al sufrimiento”.
Aaaadiós