Para la entrada de este reinicio de “curso”, me ha parecido muy interesante hablar del Método Feldenkrais. Cuando finaliza el año todo el mundo se apresura a intentar mejorar su Salud. Es un problema qué utilizar o cuál realizar. No todo el mundo puede realizar cualquier ejercicio, pero si es cierto que hay ejercicios y practicas que, convenientemente guiados por profesionales, aportan beneficios a la salud, a la movilidad y la estática corporal.

como fisioterapeuta, me parece un interesante complemento en casos de escoliosis, dolores crónicos, perdida del control motor…

Para hablar de este tipo de ejercicio, que puede tener utilidades terapéuticas, he pedido a D. Juan Manuel Álvarez Pola, fisioterapeuta y conocedor del Método, que nos haga un pequeño resumen que nos ayuda a familiarizarnos con una técnica que, estoy segura, dentro de poco se oirá mucho mas de lo que lo hace ahora, y tendrá mucha utilidad en la práctica.

Feldenkrais es un método de reeducación del movimiento que debe su nombre a la persona que lo desarrolló: Moshe Feldenkrais, un científico israelita que empezó a estudiar la manera de cambiar la forma de moverse para intentar poner solución a un dolor crónico que tenía en una de sus rodillas. Así, Feldenkrais, comenzó a descubrir que el Sistema Nervioso podía aprender diferentes posibilidades de movimientos, distintas a la forma con la que nos movemos normalmente, y descubrir, de este modo, la forma más eficiente y económica de realizar cualquier acción que llevamos a cabo.

Las lesiones o dolores que tenemos o hemos tenido en el pasado, el desarrollo de la infancia, las actividades específicas que realizamos con frecuencia en nuestro trabajo o en la práctica de algún deporte…, determinan la forma en la que nos movemos.

Ésta forma de movernos, a base de repetirla una y otra vez, se vuelve  algo automático, algo que hacemos sin pensar, y por tanto,  algo que no nos planteamos sí podría hacerse de otra manera más eficiente, más fácil, y si esa manera de movernos puede ser la causa de muchos de los dolores que padecemos, o el obstáculo para que podamos seguir evolucionando y progresando en cualquier actividad que realicemos.

El fundamento del Método Feldenkrais es que, a través de tomar conciencia de cómo nos movemos y de cómo se comportan las diferentes partes del cuerpo en esos movimientos, podemos cambiar la imagen que tenemos de nosotros mismos, nuestra autoimagen, y así, aprender nuevas estrategias de movimiento.

Durante una clase de Feldenkrais,  el profesor va guiando una serie de movimientos, ofreciendo al alumno la posibilidad de ir explorando diferentes estrategias de realizar dichos movimientos, descubriendo lo que puede ayudar a hacerlo más fácil y  cómodo y aquello que lo hace más difícil. De esta forma. Es nuestro propio Sistema Nervioso Central el que, por sí mismo, determina la deforma idónea de mantener una postura o realizar una acción, sin necesidad de que nadie se lo describa de antemano.

Cualquier persona puede llevar a cabo una lección de Feldenkrais. Los movimientos que se realizan en una lección de Feldenkrais son sencillos, cómodos y suaves, respetando los límites propios de cada uno

Me gustaría terminar esta pequeña exposición del método Feldenkrais,  proponiéndole que experimente por usted mismo como podemos cambiar nuestra autoimagen a través de tomar conciencia de cómo nos movemos. Para ello, le invito a realizar estos sencillos ejercicios a modo de toma de contacto con Feldenkrais. Obviamente, en una lección de Feldenkrais se profundiza mucho más en el aprendizaje de lo que aquí se propone.

(Tendrá que ir leyendo a medida que realiza los movimientos)

  1. Permanece un momento de píe y observa: ¿cómo te soportan tus pies?, ¿en qué parte te apoyas en cada píe? ¿Cómo es la sensación de esfuerzo en tus piernas y en la parte baja de tu columna? Piensa en la forma que tiene tu espalda y en la posición de tu cabeza respecto a tus hombros y a tu columna. Puede ser que la sientas adelantada.
  2. Túmbate en el suelo, en una superficie cómoda que no sea la cama. Una alfombra o esterilla es suficiente. Apoya las plantas de tus pies en el suelo, doblando las rodillas. Ahora, empuja con la planta de tus pies contra el suelo de forma que puedas levantar tu sacro, tu pelvis, 1 o 2 cms del suelo. No hace falta más, con eso basta. Luego deja de empujar para que tu pelvis vuelva a apoyarse en el suelo.

Repite este movimiento varias veces. Prueba a reacomodar tus pies para buscar la forma de hacer el movimiento cada vez más fácil, más cómodo.

  1. Cuando te hayas familiarizado con el movimiento, comienza a sentir:
  • ¿Qué parte de tu espalda se apoya más claramente en el suelo en el momento en el que la pelvis se levanta?
  • ¿Estás empujando con los dos pies a la vez, o hay uno más activo que el otro?
  • ¿En qué momento sientes que tu cabeza comienza a recibir un eco del movimiento? Notarás que, tras algunos empujes, tu cabeza comienza a moverse ligeramente.
  • ¿Puedes encontrar un ritmo que te permita seguir haciendo esto sin cortar o interferir en tu respiración?
  1. Tómate un descanso, descansado con tus piernas estiradas.
  2. Vuelve a la posición anterior y, con la misma actitud de búsqueda, retoma el mismo movimiento. Con cada empuje, levanta tu pelvis un poco más, solo un poco, y vuelve cada vez al suelo, despacio, sin dejar caer tu pelvis de golpe.
  3. Encuentra cada vez una zona nueva de tu espalda que te sostenga, hasta que puedas sentir que te apoyas en la parte de tu columna que está a la altura de tus hombros, donde el cuello comienza.

Al llegar ahí, date cuenta cómo tu cuello cambia su configuración y se alarga un poco, acercándose al suelo. Repite el movimiento algunas veces y después déjalo.

  1. Tras un breve descanso, gira sobre un lado para sentarte en el suelo y después ponerte de píe.

De píe, compara tus sensaciones con las que tenías al inicio.

Con esta sencilla secuencia de movimientos solo se pretende que sientas lo fácil que es introducir algo nuevo en la forma de organizar el movimiento y la postura.

Por mi parte, como fisioterapeuta, me parece un interesante complemento en casos de escoliosis, dolores crónicos, perdida del control motor… estad atentos porque estoy segura que oiremos hablar mucho mas de él. Hacen falta investigaciones y revisiones que nos hablen de los efectos en determinados contextos patológicos (para los que interese, pueden ir viendo esta revisión de Pubmed, entre toros ejemplos, para dolor de cuello y espalda )

Un saludo, y cualquier duda, consulte a su fisioterapeuta.

PD: Juanma, muchísimas gracias por la cesión de este texto y toda la información que en ella aportas a esta entrada. Viva la Fisioterapia unida!

Foto de portada: http://medintegra.es/feldenkrais-san-vicente/
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About Author

Graduada en Fisioterapia y Master en Tendencias Asistenciales. Profesora de la Universidad de Sevilla a tiempo parcial. Compagino la actividad docente con el Centro Fisioterapia Los Bermejales, en Sevilla. Para rematar, soy madre de 2 niños y deportista a ratos

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