Bastón en la mano, espalda curva, cuerpo tambaleante y andar con mini pasitos. Esos eran los abuelitos de más de 80 años, que les quedaban 2 telediarios. Pero… ¡Cómo han cambiado las cosas!

“¡No parece que tenga usted 80 años!” le dijo el médico. ¡Claro! ¡Si sale a pasear a diario y de vez en cuando monta en bici!

De pequeño, allá por los años 80 y 90, veía a los jubilados como he descrito anteriormente. Pero, casi sin darnos cuenta y gracias a los avances técnicos, médicos y tecnológicos, han ido pasando los años y nos encontramos con que esos abuelitos que antaño andaban “camino al cielo”, ahora van con una energía desbordante, paseando con pisada firme e incluso realizando las labores cotidianas con una facilidad asombrosa.

Hace varias décadas cumplir 80 años era casi impensable. Además el que llegaba estaba muy cascado, con la cabeza ida, en cama… y casi era mejor que se hubiera ido años antes.

Los avances médicos son rápidos, pero sigue habiendo algunas enfermedades que van por delante, les llevan ventaja. Por ello cumplir 80 años es motivo de gran celebración, es una cifra simbólica que merece un enorme reconocimiento, porque no son pocas las dificultades que se sortean durante tantos años.

Es por todo esto que estas líneas van dirigidas hacia una persona que me asombra con su vitalidad, su fuerza física y mental, su habilidad y destreza, con gran lucidez en su forma de hablar, en sus expresiones. Parece mentira que hoy esa persona, Lucio, mi padre, cumpla 80 años.

Nacido en plena Guerra Civil (1.937), sufrió como todos los españoles la época de la posguerra. Pero desde pequeño demostró sus ganas de superarse y su espíritu de sacrificio y esfuerzo. Formó una familia poco común hoy día, 7 hijos. Junto a su mujer, mi madre, Pilar, lucharon y se esforzaron todos los días, sin grandes lujos, pero con mucho cariño.

Para llegar a ser octogenario, hay que tener suerte, pero es que la suerte se busca. Y mi padre la ha buscado y la ha encontrado. Su suerte, o más bien su secreto, ha sido muy simple: una vida ordenada, con una alimentación equilibrada (bueno, de vez en cuando…) y sabiendo rodearse y cuidar siempre de sus amigos y familiares. Siempre dispuesto a ayudar y colaborar.

No ha80 años - copia tenido, al menos que Yo recuerde, ninguna enfermedad grave, ni operaciones complicadas. Y encima hace unas semanas tras una revisión rutinaria, el médico no daba crédito a los resultados de sus pruebas, ¡estaban todas mejor que perfectas! “¡No parece que tenga usted 80 años!” le dijo. Es envidiable la salud de hierro que tiene. ¡Claro! ¡Si sale a pasear a diario y de vez en cuando monta en bici!

Lo malo de cumplir años es que algunas personas ya no están contigo para disfrutarlas. Sé que echa mucho de menos a su primo Enrique y a sus hermanos Manolo y Calixto. Pero queridos tíos, tendréis que esperar, que todavía tendrá que conocer a unos cuantos nietos más. Y, como siga por este camino, por qué no, algún bisnieto.

El estrés, la mala alimentación, el alcohol, la vida de locura que llevamos… Se me antoja muy complicado que los de mi generación podamos celebrar todos esa gran fiesta que son los 80 AÑOS.

Así que Felicidades a mi padre y que disfrute, porque tiene cuerda para mucho rato.

Aaaadiós

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La vida hay que verla desde el lado positivo y optimista, por eso siempre busco todas las oportunidades que nos ofrece nuestro día a día, ya que una persona con ganas e ilusión consigue sus metas en la vida. Soy una persona extrovertida, que disfruta viajando y conociendo nuevas culturas. Me encanta jugar al tenis, correr, hacer senderismo y he hecho 2 veces el Camino de Santiago en bicicleta de montaña.

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